La luna no ha dejado de arrojar sus lágrimas a mi rostro.. Sigue padeciendo la agonía que años atrás dejara en su seno las Miles de dudas incrustadas en cada pisada de la tarde, El sol la ha celado desde centurias , reprobando la luz que difumina en la noche.. Y yo dejo que esa turbiedad invada el suelo de mis praderas, Los ojos que alguna vez me siguieron hasta mis prados . buscan más allá de la niebla de aquella Luna y aquel sol.. Ya no me duele , como me dolió aquel 23 de diciembre En el que mi llanto, mojó cada parte del césped de mi morada Y aquel perro perdido en tiempo y espacio acariciaba su lengua Pidiéndome entre suspiros que mis lágrimas se evaporasen. Hay recuerdos tristes que con la luna encima parecen cristales de seda, Pero al acercarse explotan partiendo el corazón, desgajándolo, Como una naranja dulce entre los dedos.