La Resiliencia es un nuevo enfoque de las ciencias humanas, que estudia la superación de las situaciones adversas o críticas por parte de las personas, su posterior adaptación y hasta el enriquecimiento personal, después de esas vivencias traumáticas. Esta nueva mirada de las Ciencias Sociales las lleva a un modelo salugénico en reemplazo del modelo patogénico y pone el énfasis en los recursos positivos de las personas para superar adversidadesLa resiliencia pude entenderse como la capacidad para sobreponerse a los problemas, adversidades o conflictos buscando alternativas creativas, que le permitan a la persona o grupo social antes que dañarse, resignificarlas, fortalecerse con ellas y construirse nuevas posibilidades a partir de sus potencialidades, entendidas estás no como innatas, sino cómo competencias que pueden desarrollarse. En la historia de la humanidad, los grandes resilientes han sido aquellos que fueron capaces de hacer algo para cambiar el contexto sociocultural en el que estaban inmersos. Justamente no se caracterizaban por la sumisión y obediencia debida.Resiliente es aquel que es capaz de “patear el tablero”, de romper con los moldes o paradigmas, a luchar entre lo instituido y lo instituyente. Es el creador del cambio y el que cambia con su propia creación. El ser resiliente no se trata de ser un sobreadaptado. Mucho menos un inadaptado social o un “desobediente” de las pautas o normas sociales, sino que es aquel sujeto perceptivo y sensible capaz de poner en juego su mirada crítica del entorno al cual pertenece y actuar en consecuencia para mejorar el panorama social a la vez que cumple con sus propios deseos de realización.Los estudios realizados con niños y adolescentes considerados resilientes, han encontrado en ellos ciertas características que les son comunes: En primer lugar tienen un otro que les acepta, les quiere y demuestra hacia ellos un amor, que con todo es exigente, un otro adulto, familiar o no, que es para el niño o adolescente referente de valores, afecto y compañía. Existen en ellos estas otras cualidades: Independencia : Es poder separarse de lo circunstancial en su vida y entorno, manteniendo por supuesto un principio de realidad que le aleje del riesgo de caer en cuadros de psicosis o trastornos como el esquizotípico o esquizoide. Capacidad de relacionarse : Para buscar con otros soluciones a problemas comunes, para fortalecer con ellos el sentimiento de pertenencia e identidad, para emprender construcciones colectivas sólidas, sumando recursos y esfuerzos individuales. Esta capacidad ahuyenta el fantasma del aislamiento y la autosuficiencia; ésta puede considerarse central, junto a las dos primeras en la propuesta de la resiliencia. Siempre hay que tener en cuenta que más allá de la individualidad o subjetividad, lo social es el crisol donde se “funde” la personalidad humana. Humor : Ser capaz en medio de la adversidad de reírse de sí mismo y de su realidad, logrando a través del humor una simbolización o resignificación, una denuncia a visibilización incluso, de lo que ha ocurrido u ocurre. Desplazarse desde el lado oscuro de las cosas hacia matices más grises o claros. Moralidad: Es la conservación en medio de la dificultad de los valores propios e idiosincrásicos de sí mismo y de su grupo. Mantener la reflexión y asideros axiológicos especialmente en circunstancias de crisis. Creatividad : Pensamiento creativo más ocupado de generar alternativas o soluciones que de preocupaciones o angustias por los problemas. Es aceptar o buscar nuevas posibilidades, otras vías alternas que permitan superar o darle otro sentido a la adversidad, es apelar al ser lúdico, soñador y creativo que hace parte de la riqueza de lo humano. Autoestima consistente : Conservar en medio de cualquier circunstancia la valía propia, el sentimiento de valoración de sí mismo como ser vivo y como persona digna de cuidado, importante en sí misma, es el derecho a mantener la integridad. Introspección : Esa capacidad para la autoobservación, la autopercepción realista para entrar en comunicación y conciencia de sí mismo, ponerse en contacto en profundidad con sus pensamientos o filosofía de vida, emociones, y el lenguaje corporal; es volver el semblante al sí mismo. Podría sumarse una nueva característica a propósito de lo mencionado sobre Víctor Frankl , la búsqueda, descubrir y coherencia de un sentido de vida. Nietzche afirmó que “quien tiene un propósito para vivir, encontrará casi siempre el como”. El sentido de vida pensado como esa direccionalidad y motivación que se le asigna a la existencia, esa decisión que se vierte sobre sí y su destino, esa condición o potencialidad íntima y exclusivamente humana de elegir el rumbo de su vida en medio de las mareas que puedan encontrarse en el camino. El sentido de vida como respeto y comunión con otras formas de vida. Algunos aportes para promover la resiliencia en la escuelaA continuación se resumen las maneras en que las escuelas pueden poner, y han puesto, en práctica los seis pasos.1. Enriquecer los vínculos. Existen varios medios de incrementar los vínculos con la escuela. Los alumnos necesitan una variedad de actividades antes, durante y después del horario escolar. Algunas actividades interesan a ciertos niños, con lo que incrementan su vínculo, y otras son de interés para otros. Es fundamental que se les ofrezca arte, música, teatro, todo tipo de deportes, tareas de servicio comunitario y clubes de diversas clases (podrá recurrirse a los padres para que ayuden a proporcionar muchas de estas cosas).Las estrategias de aprendizaje que toman en cuenta las inteligencias múltiples y los múltiples estilos de aprendizaje, como confirman los perfiles de las aulas descriptas, reforzarán la vinculación del alumno con el aprendizaje y su permanencia en la escuela.Un ambiente que incluya cada uno de los pasos siguientes también tenderá a incrementar la vinculación.2. Fijar límites claros y firmes. Éste es otro paso que funciona mejor si se incorporan otros varios pasos constructores de resiliencia. Por ejemplo, es importante que los alumnos participen en la determinación de estos límites, que consisten en normas de conducta y procedimientos para hacerlas cumplir (incluyendo las consecuencias de incumplirlas). Los límites deben basarse en una actitud afectuosa, antes que punitiva. Las investigaciones sobre la prevención indican que es conveniente que las políticas y procedimientos escolares, desde el jardín de infantes hasta el último año del colegio secundario, hagan referencias concretas a ciertas conductas de riesgo, como el uso de alcohol u otras drogas, los comportamientos violentos y la pertenencia a pandillas delictivas. Estas referencias deben expresarse en forma adecuada al nivel de desarrollo de los alumnos.También es importante que el personal escolar, los padres y los alumnos conozcan y comprendan las políticas de la escuela. 3. Enseñar habilidades para la vida. Esto puede efectuarse de diversos modos. Uno de ellos, que no requiere demasiado tiempo extra, es aplicar un método de enseñanza, basado en el aprendizaje cooperativo, que incorpore naturalmente las habilidades para llevarse bien con los demás, trabajar en grupo, expresar opiniones propias, fijar metas y tomar decisiones. 4. Brindar afecto y apoyo. Como se dijo antes, este paso es la base de toda construcción de resiliencia. Es el componente crucial de las actitudes que construyen resiliencia, pero también debe expresarse en conductas concretas, como tomar en cuenta a todos los alumnos, saber sus nombres, estimular a los reticentes, investigar e intervenir cuando alguno de ellos enfrenta circunstancias difíciles. También implica construir un modelo de intervención eficaz para los alumnos que están teniendo problemas, así como detectar y aprovechar sus fortalezas.Entonces, estarán atentos a sus manifestaciones y responderán a ellas diciendo cosas como "tu comprensión de lo que ocurre en tu casa es un punto realmente favorable", o "tu capacidad de encontrarle el lado humorístico a la situación es un modo increíblemente positivo de lidiar con lo que está pasando", o "me admira cómo te apartas de esa situación para cuidarte “y sobrellevarla".
5. Establecer y transmitir expectativas elevadas. Benard (1993) describe varias maneras en que las escuelas pueden implementar este paso constructor de resiliencia. En primer lugar, los mensajes del personal escolar a los alumnos deben componerse de declaraciones como "convéncete de que puedes, esfuérzate y aguza el ingenio" y "esta tarea que te pido que hagas es importante; sé que tú puedes hacerla y no me daré por vencido contigo" . Las clases con expectativas elevadas presentan las siguientes características: currículos de mayor alcance, más significativos y participativos para todos los alumnos; grupos de estudio heterogéneos, flexibles y basados en los intereses de los alumnos (sin señalamientos ni rotulaciones); sistemas de evaluación que reflejan la visión de las inteligencias múltiples, los enfoques múltiples y los estilos de aprendizaje múltiples, y una gran cantidad de actividades variadas para que todos los alumnos participen, incluyendo programas de servicio comunitario.Las estrategias de enseñanza que transmiten expectativas elevadas promueven la colaboración, antes que la competitividad, y se centran en la motivación intrínseca del alumno basada en sus propios intereses; también asignan la responsabilidad de aprender a los alumnos, haciéndolos participar y tomar decisiones respecto de su propio aprendizaje. Los docentes expresan expectativas elevadas al establecer relaciones fundadas en la atención individual a cada alumno, aplicando un método de enseñanza personalizado y valorando la diversidad.
6. Brindar oportunidades de participación significativa. La base fundamental de este paso radica en contemplar a los alumnos como recursos, y no como objetos o problemas pasivos. "No hacer nunca en la escuela lo que pueden hacer los alumnos" debería ser el lema, y cada aspecto de la escuela deberá analizarse a efectos de encontrar oportunidades de dar mayor participación a los alumnos. Esto podría implicar la formación de Consejos Escolares. Los programas entre pares (incluyendo el de servicio comunitario), las numerosas actividades antes, durante y después del horario escolar que se mencionaron, y la aplicación de estrategias de enseñanza participativas, son medios de brindar a los alumnos oportunidades de participación significativa.Es importante contar con el respaldo de los padres, la comunidad y otras organizaciones con el fin de implementar con eficacia los seis pasos de la construcción de resiliencia en cada aula y en toda la escuela. De acuerdo con nuestra experiencia, el mensaje alentador de la construcción de resiliencia tiene más éxito para cultivar el necesario compromiso de un conjunto de colaboradores que los procedimientos tradicionales.El esfuerzo individual es sólo una parte del proceso de construir resiliencia. Al respecto, las investigaciones indican con claridad que también es necesario contar con ambientes propicios. ¿Qué puede hacerse para ayudar a docentes y alumnos que no son resilientes? ¿Qué puede hacerse para aumentar la posibilidad de efectuar cambios institucionales de largo plazo que fomenten la resiliencia? Para alcanzar estas metas suele ser necesario cambiar la organización. La creación de escuelas que sean organizaciones constructoras de resiliencia para todos los que en ellas estudian y trabajan.Algunas consideraciones a tener en cuenta por el docente:
Fijar de límites consensuados y claros.
Enseñar de habilidades para la vida.Brindar apoyo y afecto.Establecer y transmitir expectativas elevadas.Brindar oportunidades de participación significativa.
Emplear un estilo de interacción cálido y no crítico.
Fomentar relaciones de apoyo con muchas otras personas afines.
Alentar la actitud de compartir responsabilidades, prestar servicio a otros y brindar "la ayuda requerida".
Fomenta el desarrollo de valores prosociales (como el altruismo) y estrategias de convivencia (como la cooperación)
Proporcionar liderazgo, adopción de decisiones y otras oportunidades de participación significativa.
Aprecia los talentos específicos de cada alumno
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